Están apareciendo por todas partes, en roadsters, en grandes GT, en Trails y sobre todo en scooters… ¿Quién? Cascos modulares, ¡por supuesto! ¿Buscas una moto de ocasión? Encuéntralas todas en el concesionario de motos segunda mano Crestanevada.
Todos los fabricantes tienen uno o varios modelos en su catálogo, vendidos con mayor o menor éxito. Hay fans y detractores. El autor de la prueba tiene varios de ellos, probados a lo largo de los años por www.
En este caso, la prueba de larga duración se refiere al Monaco Carbone, un modulable de la marca belga Lazer. Aquí se prueba en su versión Carbon Droid, una mezcla de tapa de carbono mate y mentonera amarilla fluorescente. También está equipado con la famosa pantalla Lumino Transitions ®. El contraste entre los materiales y los colores aporta un gran toque de originalidad y un aspecto de seguridad que siempre es bueno llevar en moto.
Lazer es pionero del casco modular. La marca lleva mucho tiempo creyendo en este tipo de casco y siempre ha obtenido buenos resultados en este campo. El Monaco Evo es un casco de carbono, desarrollado a partir de una calota de casco integral. Por eso es muy compacto en la cabeza y la correa de la barbilla se acerca a la cara, a diferencia de muchos de sus competidores. Es agradable y llevar este casco es una muy buena sorpresa durante los viajes largos.
El peso es a menudo el enemigo de un casco modular, pero ese no es el caso del Lazer Monaco Evo Carbon: 1350Gr para un casco modular en talla Large, lo que lo sitúa en lo más alto de la gama e incluso más ligero que muchos cascos integrales. Un buen punto para la comodidad.
La correa de la barbilla se abre con un dedo y se cierra con la misma rapidez. El pivote está perfectamente colocado y se eleva sin esfuerzo. El Monaco está homologado P/J, es decir, como casco integral (modo cerrado) y como casco Jet (modo abierto). Práctico para volver a la gasolinera sin tener que quitarlo.
La pantalla Lumino transitions® es otra agradable sorpresa. Se tiñe en función de la luminosidad y del nivel de UV presente. Esto significa que no sólo se teñirá más oscuro al sol, sino que en un día gris también se teñirá con menos intensidad. La velocidad de cambio de color es mucho más rápida de claro a oscuro (+/-10 seg) que al revés, donde se tarda un buen minuto en volver al tono claro. No es molesto, pero hay que ser consciente de ello. A veces me sorprendía el nivel de luz solar cuando abría el casco, ya que la visera me protegía de los rayos del sol. Añada a esto la presencia de una segunda pantalla Pinlock® Maxvision y tendrá el casco ideal para cualquier tiempo y cualquier estación. Tenga en cuenta que esta pantalla cuesta +/-150€ por sí sola, nada más que dos pantallas separadas.
El interior es extraíble y, por tanto, lavable, una ventaja cuando el casco es tu compañero diario. Esto garantiza una buena limpieza y la ausencia de malos olores.
El Lazer está equipado con diferentes rejillas de ventilación en la zona de la barbilla, una de las cuales puede ser cerrada manualmente por el piloto.
El Lazer Monaco Evo Carbone tiene pocas quejas. La presencia de la pantalla Lumino hace que el casco no necesite una segunda pantalla solar, aunque ésta es muy útil para proteger los ojos cuando se circula en modo jet. Cuando llevamos el Lazer, utilizamos unas gafas de ciclismo transparentes que solucionan este problema. El espacio del casquete a la altura del oído es limitado, por lo que tendrás que tener cuidado con el tipo de intercomunicador que colocas. También hay que reconocer que la naturaleza nos ha dotado de orejas más grandes que la media, por lo que hay que sopesar esta opinión. Nada exime a un comprador potencial de hacer una prueba, siempre es aconsejable a la hora de comprar unos auriculares.
Se sintieron pocas turbulencias en todos los tipos de motos que nos acompañaron durante los pocos meses de pruebas. El día más importante fue el 1000Bochten donde un total de +/-700 km en 1 día demostró que la Lazer Monaco Evo Carbone es una excelente compañera de viaje. Sin barras, sin marcas en la cara y sin molestias de las que quejarse. Se trata de un hecho lo suficientemente raro como para destacarlo.