Bmw se sube a la ola de la moda vintage que actualmente recorre el mundo de la moto. Tras la versión normal y la Scrambler (ya probada en nuestras columnas) llega la turbulenta y exuberante versión Racer. ¿Por qué? Porque!!! replicaba la malvada naranja sanguina del anuncio de la famosa botellita que hay que agitar antes de beber… No, en serio, varias marcas (Triumph y Honda en menor medida) han sacado al mercado versiones más o menos deportivas de sus modelos neo-retro. Bmw tuvo que reaccionar y, teniendo una buena base con la que trabajar, el desarrollo del Racer no fue una tarea ingente. ¿Buscas una moto de ocasión? Encuéntralas todas en el concesionario de motos segunda mano Crestanevada.
El Racer está claramente definido según los criterios del género en el mundo del Café Racer. Nada superfluo, sólo lo esencial. Un motor, un depósito largo, un pequeño asiento individual y ¡a rodar, Ma Poule!
Para aclarar la situación y el posicionamiento de estos modelos, merece la pena dedicar unos instantes a explicar qué es el mundo del Café racer, sus orígenes y sus códigos. Tras la Segunda Guerra Mundial, los jóvenes trabajaban duro para reconstruir el país y, a menudo, no con un gran salario. No podían permitirse comprar un coche, así que recurrían a una moto de segunda mano, que a menudo ya tenía muchos kilómetros. Para desahogarse, se reunían en pubs, bebían pintas y escuchaban música rock a todo volumen. Las motos eran a menudo producciones locales (BSA, Norton, Triumph, Vélocette); para mejorar sus motos, los jóvenes quitaban todo lo que no servía, ponían escapes sueltos, montaban manillares con brazaletes y grandes carburadores. El culto a las prestaciones asociado a un aspecto despojado convirtió a estas motos, a veces bonitas en su librea original, en formidables cazadoras de tiempo. Las reglas del juego eran sencillas: un céntimo en la gramola, una canción en el camino y te subías a la bici, ibas a un punto designado y volvías (o al menos lo intentabas) a la gramola antes de que acabara la música. Muchos perdieron la vida en estas carreras salvajes, pero el atractivo de estas carreras no hizo más que crecer y el estilo Café Racer se extendió como la pólvora y no sólo en Inglaterra.
Hoy en día, el estilo se ha mantenido. Las motos han evolucionado y a menudo ya no es el resultado de una profunda modificación en el fondo del garaje en invierno, hecha con los dedos, sino cada vez más, el trabajo de talleres especializados. Los fabricantes, intuyendo que tienen una parte del pastel, se han lanzado y llevan varios años sacando modelos al mercado. Es una pena que estos modelos sean caros, habida cuenta de las numerosas modificaciones que aún son posibles. Una café racer digna de ese nombre nunca está acabada…
Volvamos a este Nine T Racer. Respeta los códigos del género, es largo, bajo, con una línea pura. La oficina de diseño de Bmw cuenta con algunos especialistas en el género, encabezados por Ola Stenegard. Ha construido unos cuantos ejemplares con sus propias manos, así que sabe de qué va esto de los Café Racer.
En cuanto al aspecto, ¿qué puedo decir? Es sencillamente hermoso, ofrece líneas limpias a sus queridas retinas. Una horquilla minimalista en cuanto a protección pero tan bonita, un depósito largo y ancho sobre el que te tumbarás para coger los últimos km/h, un asiento monoplaza pequeño y que seguirá siéndolo, una elección asumida por BMW.
Una caja de herramientas, documentos, guantes detrás del sillín como en los viejos tiempos.
Salvo por la moderna tecnología a bordo, todo aquí te transporta a los locos años en los que montar en moto era cuestión de pasión. Para evitar largas horas de discusiones y dudas, sólo se puede comprar en color blanco, con los colores históricos de BMW Motorsport. La burbuja baja ofrece poca o ninguna protección, pero a velocidades superiores a 90 km/h la presión del viento ayudará y la presión en las muñecas será mucho menor, haciendo que la posición sea soportable.
¿Y el motor? Se trata del ya conocido motor plano de 1170 cc que desarrolla 110 CV. Ahora cumple la normativa Euro 4, de nuevo refrigerado por aire/aceite. Se adapta perfectamente al uso de este Café Racer.
Gruñe y petardea al desacelerar. Es suave y agradable de conducir en el uso diario, civilizado cuando tiene que serlo, como cualquier bloque de BMW, pero es una excelente sorpresa que te dé una patada en el culo, te impulse hacia velocidades reprobables y te clave un maldito plátano en la cara al menor giro franco del acelerador. Su caja de cambios de 6 velocidades no cruje, acepta los cambios de marcha sobre la marcha y las reducciones no son un problema si las acompaña un poco de acelerador seco.
¡¡¡Broaap Broaap!!! El pote original es un músico de primera, suave y discreto a bajas revoluciones, se convierte en un escupidor de decibelios a partir de las 3500 rpm… Los pedos al cortar gas y los gruñidos furiosos al subir de vueltas tendrán sabor musical para los oídos de los melómanos, menos para los de tus vecinos. No obstante está homologado y te ahorrará el precio de un inútil bote deportivo si no fuera por el aspecto.