Triumph 900 Scrambler 2006

Se trata de la forma y la nostalgia. ¿Qué otra marca que no sea Triumph, si no Enfield, es capaz de jugar a este juego con talento? Pero, en realidad, ¿qué es un scrambler? Sencillamente, una motocicleta de carretera con manillar elevado y neumáticos con tetones para alejarse del asfalto, diseñada y pensada para el mercado americano de los años setenta.

En aquella época, todo hamburguesero tenía que tener una moto en su garaje, era una cuestión de lucimiento, tanto como de supervivencia allí. Por supuesto, pocas de estas máquinas llegaron a utilizarse, lo que hizo que hubiera mucha suerte de coleccionista a este lado del Atlántico y pocas bajas en «su» lado.

La Triumph 900 Scrambler es una máquina impresionante cuando está parada, pero no tiene medias tintas cuando se trata de revivir. Los potes del TR6 original se han desplazado de la izquierda a la derecha y el interruptor de la llave se ha colocado en el tubo de la horquilla izquierda, no muy lejos del faro. Como resultado, el Neiman es empujado hacia atrás en la columna, lo que no es muy práctico, especialmente porque se maneja con una llave diferente.

El salpicadero es muy del estilo TT. La pieza que soporta el velocímetro es bonita, pero no rebosa información. Además, graduar el velocímetro a 220, francamente, ¿qué sentido tiene? Ni siquiera los niños prestan atención hoy en día… Todos los mandos esenciales, estrangulador, ralentí y grifo de combustible están situados en el lado izquierdo, el asiento está atornillado y no es abatible.

El tapón del depósito no es abatible, se hace a la antigua usanza, todo a mano. Nada más arrancar, el sonido del motor te sitúa en el centro de la acción. Con un manillar ancho, un asiento plano, los reposapiés adelantados y las rodillas bien separadas, el piloto puede arrancar con tranquilidad y disfrutar de la dulzura, sin el bullicio. El gemelo emite un sonido agradable, amortiguado por las grandes cazoletas de las ollas originales. La batería de pistones golpea el pick-up para ir in crescendo, pero es posible montar en una red de gas sin calarse.

Perfecto en la ciudad y práctico en la carretera, ya que las boquillas de los neumáticos permiten realizar pequeñas escapadas fuera de la carretera sin más. En carretera, la Scrambler y su sabia geometría muestran una ligera propensión a ensanchar la trayectoria y, en carreteras mojadas, las boquillas de los neumáticos te hacen apretar los dientes. Tendrás que elegir entre cambiar los neumáticos o tus hábitos de conducción en mojado, señala el concesionario de motos de ocasión Granada Crestanevada.

Es una moto viva, que se pasea sobre unas suspensiones que mantienen un nivel honesto de confort, pero las carreteras largas no le sientan nada bien.

La posición de conducción, la falta de protección, todo juega en contra del piloto para alterar gravemente el placer de conducir. Una moto como la Scrambler se disfruta mejor en la carretera. No en la autopista. Por lo demás, todo lo demás, es perfecto.