KAWASAKI W800 CAFÉ

La W800, la moto retro por excelencia al estilo Kawa, desapareció del catálogo y volvió a principios de 2019 en dos versiones: una estándar y otra Café. Hemos tenido el placer de probar este último durante unos días, aquí en su versión Café.

En cuanto al aspecto, es todo retro con llantas de radios de 18 pulgadas, un faro delantero redondo, un doble escape cromado, dos amortiguadores, un asiento de una sola pieza un poco más largo, aunque aquí es un poco más deportivo, como la versión café, pero sigue siendo acogedor.  Tanto los indicadores como los dos contadores tienen el mismo aspecto que la parte trasera de la moto, con sólo una pantalla LCD en el izquierdo, pero la información es un poco limitada y el indicador de combustible está ausente.

Lástima que, con un depósito de 15 litros, tengas que controlar el trayecto para no quedarte sin combustible, aunque una luz de aviso te indique a tiempo que vayas al surtidor. Afortunadamente, no consume mucho combustible, por lo que puedes dar unos buenos pasos antes de repostar. Me pregunto si realmente es necesario forzar tanto lo vintage, también se puede apreciar un salpicadero moderno o unos mandos actualizados sin hacer más.

A diferencia del modelo estándar, esta edición recibe una cabeza de horquilla para enmarcar el faro LED, su asiento y sobre todo su manillar colocado muy bajo para una posición más bien deportiva. Rápidamente te sientes como un corredor en una carrera de carretera de época.  Como ventaja, el tamaño de los neumáticos puede ser bastante confuso para un piloto joven: un neumático trasero de 140 mm no es algo que esté acostumbrado a ver en una 800.

Por supuesto, el manejo ha mejorado mucho, señala el concesionario de motos de ocasión Sevilla Crestanevada. La manejabilidad tampoco se resiente, aunque durante los primeros kilómetros te preguntas hasta dónde aguantarán y cuando la lluvia se interpone en la prueba, te pones un poco nervioso, al menos al principio. Porque con un poco de control, es bastante divertido de conducir.

El chasis no es lujoso, con una modesta horquilla delantera de 41 mm y dos amortiguadores traseros con ajuste de precarga de 5 vías y ya está. Sí, es realmente de la vieja escuela, aunque a la hora de conducirla no se necesita mucho más.

Lo mismo ocurre con el sistema de frenado, con un único disco de 320 mm y una pinza de dos pistones, al igual que el trasero pero con un disco de 270 mm, un pedal que no dudaremos en utilizar dados los 217 kg que pesa la W800 en la báscula. Sí, es pesada para una moto que, aunque no pretenda ser deportiva, tiene la apariencia.

Dado el rendimiento del motor, no se necesita mucho más. El bicilíndrico de 773 cc desarrolla 48 CV a 6.000 rpm y 62,9 Nm de par a sólo 4.800 rpm. Como puedes ver, la W800 es más una moto de paseo que de contrarreloj. Y no nos quejamos necesariamente de ello. Por el contrario, si has experimentado una edición anterior como la que probé, encontrarás esta edición 2019 más agradable, más nerviosa y sobre todo más agradable de conducir. El embrague A&S también forma parte del paquete, una ventaja incluso en un vintage.

Aunque prefiero las motos retro con motores mucho más potentes y chasis más modernos, no puedo decir que me arrepienta de esta prueba. La W800 Café no sólo tiene un buen aspecto y llama la atención, sino que también es agradable de conducir en el día a día, lo que resulta gratificante para el piloto que sabe jugar el juego de la época equipándose en consecuencia.